Cruzando el río Usumacinta, Chiapas, México

28 de diciembre de 2016. Notas de viaje en Tikal.


Me han invitado de manera muy respetuosa la gente del Hostal San Luis en San Cristobal de las Casas a cenar con ellos la noche del 24. He reído mucho de las locuras que hablan de los turistas, de los huéspedes, de los que van a conocer San Cristóbal y sus alrededores, de diferentes maneras y presupuestos, rubios, morenos, grandes y chaparros. Gringos, europeos, hablen o no español son bienvenidos al hostal y claro, algunos son desalojados, sobre todos los que ingresan a las prostitutas que la dueña considera agresivas, provocadoras o problemáticas, esto de las putas es de Centroamericanos y gringos. Como no sabemos donde esta Chile, y ustedes medio habla como mexicano, lo invitamos a sugerencia de la chica de la limpieza que Usted le dijo que no hiciera nada en su habitación porque eres muy desordenado, de verdad, ¿eso le dijiste? Nos matamos de risa y digo que es correcto, yo entiendo mi orden.

Hoy temprano salí rumbo a Ocosingo para tomar la brecha que me saca a Bonampak y luego a Frontera Corozal, aquí embarco la moto en una lancha y paso a La Técnica en Guatemala, punto ciego, pasada de migrantes, este punto tiene un encanto, la brecha es de tierra roja, oxido fierroso, a todo el rojo que da la vida, de aquí pasaré a Bethel a sellar el pasaporte y luego rumbo a Tikal. Esta es la ruta de dos días, intensa, despertar a eso de las 6:30 y apagar “La Chancla” a eso de las 18 horas, acampada, cargar algo de comer, disciplinarme para vivir estos dos días de ruta que tengo.


Mi gran punto es la pasada del rio Usumacinta, es que es tremenda, me siento nómada, migrante, fuerte, loco al hacer esto, me vuelve la vida, siento también que la gente disfruta mucho que venga un loco a pedir ayuda para hacer esto, lástima que hay que pagar y el dinero, ensucia lo idílico de esta locura, pero es el medio que mueve a la gente.


Pasar el Usumacinta es sentir que domino lo que hago, que doy instrucciones a la gente para que haga lo que yo digo, la gente me hace caso, y claro, ellos también saben lo que hacen, ¿todos sabemos lo que hacemos en esta locura? No tengo respuesta a mis dudas de si cae la moto al agua, que si los turistas ven cargando una moto muelle arriba…


Recuerdo el día anterior que fui a ver la iglesia de San Juan Chamula, he vivido un alucine. Son pocas las iglesias que he visitado en los últimos 25 años, muy pocas, pero a esta quería ir, ver qué dicen los indígenas de lo católico, cómo la viven… me ha dicho una doña que estaba colocando su vela de puerco: ora en lengua para tu protección de lo que viene. ¿Qué viene? ¿Cuándo viene? Todo va y viene, hasta ahora me siento protegido y agradecido de lo espiritual, de conocer, de sentir que estoy vivo, ¿qué protección me falta? Son frases de fe que me la dicho con la mejor intensión. Imposible orar en lengua, y qué orar. Ya no recuerdo un padre nuestro ni un ave maría, no recuerdo cuándo fue el último diálogo religioso que tuve, sin embargo no se me olvida el regaño del cura en el funeral de mi padre por no saber los rezos. Tuve un sentimiento de liberación ese día al escuchar las palabras de ese cura en la iglesia del Sagrado Corazón en Valparaíso. Mi padre lo he recordado con eso de los 7 a 0 Chile-México en el futbol, nunca el pobre pudo ver algo bueno de futbol chileno, ya no le tocó. San Juan Chamula, casi me han puesto un marcaje personal para que no sacara fotos, me han advertido del castigo divino, en fin, no saqué fotos, pero me quedé que ya tengo esa protección divina para lo que viene.


He acampado antes de llegar Bonampak en una aldea que me han recibido con mucho respeto, me han dado de cenar y desayunar unos tacos con huevo, me han revoloteado las gallinas y los señores, más jóvenes que yo, han platicado largo y tendido de lo que es viajar, conocer, darse cuenta de cuando crecen los niños, conducir por mucho tiempo, ir viendo lo que pasa en el cuerpo con los años, ver a la mujer madurar y que ya no sea “tan sumisa”, cálculos de lo que gastan 9 personas al mes en esta zona de Chiapas (decía el señor que 6 mil pesos mensuales, 72 mil al año, 3500 a 4000 dolares al año subsisten 9 personas, la familia), no me han cobrado un peso, le tomado unas galletas y les he dejado 100 pesos y agradecen el gesto.


Llegar a Frontera Corozal, he tenido una plática con la autoridad municipal que esta a la entrada cobrando 30 pesos por pasar, finalmente me han dejado pasar gratis, ante mi intención de pasar el río con la moto, se agradece el descuento.


Llego al muelle, me mandan a sellar el pasaporte a migración, no hago caso. Se me acercan 4 lancheros y elijo al más desinteresado. Hablamos seriamente de pasar la moto y concuerda con lo que yo dijo: acá en México esta fácil subirla, el problema es subirla en el muelle en La Técnica, esta muy baja la marea, necesitaré al menos a 3 chavos. Cargar 180 kilos ¿es mucho? Nosotros estamos preparados para cargar lo que sea, aquí toda la gente ha cargado por cientos de años, piedras enormes, hemos picado piedras, les damos formas, cargamos animales, lanchas, lo que sabemos hacer es cargar sin romper las cosas, somos cargadores, no somos deportistas pero si podemos cargar lo que sea, ya veras!


Ahí vamos, el amigo acomodó la lancha un poco tarde, yo ya había agarrado camino. Coloco la moto en la dirección y aquí van los primeros actos de fuerza que pues yo no debía mostrar la debilidad que tengo al cargar un garrafón de agua de 20 litros, hacer lo necesario para quedar bien parado ante estos fortachones.


Atravesar el río, fue un éxtasis, sentí todas las olas, todos los vientos, la poca lluvia que había, el calor a mil que sentía, el tránsito en el río, fue espectacular. Cuando nos acercamos al muelle de La Técnica, no sé si él o yo dijimos: ahora viene lo bueno.

Bajan tres chavalos, y comienza la movidera para bajar La Chancla, me manda fuera de la lancha y aquí nos topamos con el primer peldaño, el cual costó un mundo entero yla mitad del otro subir solo la llanta delantera, por mí ahí dejaba la moto e iba por 3 personas más, pero el trabajo es el trabajo. Comienza la subidera, comienzan los turistas a verme, se me acerca uno como a interrogarme ( el que esta hasta arriba grabando ) y las pocas caras que ví a los ojos (una chica como chilanga guapa que aparece con un sobrero), percibía que era un acto de brutalidad total, de masculinidad absoluta, de bestias cargando a la bestia, esta Chancla que quiere pasear y yo timoneo, que no se raja, si en la subida cabrona ni en el lodo ni en el agua… acto de brutalidad que significó 30 minutos desde que iniciamos el embarque hasta que me detuve a descansar y a comer sandía y agua para reponerme de tan bestial ejercicio. He levantado todos los garrafones de agua por unos 5 años…. En solo 30 minutos.


Tikal, Guatemala, 2016, Rodrigo


Aquí el registro de los 30 minutos... acompañado de la maldita mentira de la odisea que es negociar y entender lo que el otro piensa y tu interpretas ....



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