El ocaso y el alba. Costa alegre, Jalisco.
Disfrutando de las cosas sencillas de la vida.
Ver el ocaso, pocas veces en la vida me había permitido esto,
recordé los tangos de radio fundación, la radio de la abuela Carmen en señal am
de sus tangos antes de dormirse en su cuarto en calle 13, en el Cerro Monjas en
Valparaíso. El mar me da un horizonte limpio, pero nunca pensé que so movimientos
tan disímiles, en una dimensión vertical y la otra horizontal… romance no pasó
por la mi cabeza ni nada de cerrar ciclos, solo apreciar el espectáculo que
tenía frente a mi. Yo creo que a las 21 horas ya estaba dormido
A eso de las 5:20 me levate, me dispuse a irme hacia el otro
lado, a la otra bahía, a ver el amanecer, y la verdad me alucinaron los tonos
rojos y azules-morados del amanecer. Las
aves como locas y como ayer recordé a una abuela, hoy recordé a la otra, a la
abuela Inés, que ella si medio caminaba o se movía al escuchar los tangos que
le gustaban.
Las abuelas, matriarcas que viven en mi recuerdo, el alba de
las abuelas en la plenitud de esta naturaleza que no deja de sorprenderme.
Tenacatita, Jalisco.
Nuevo año 2017, Rodrigo
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