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Pagando mi manda

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Pagando la manda. Vine a dar la vuelta a mi pueblo y entre el frío gélido y los aires del norte y el niño y la niña que nacen en Humboldt tuve una gripa que me obligó abrigarme más de la cuenta, no bañarme, finalmente no enfriarme. Hice caso de bañarme por la mañana y por la tarde fui a saludar a un amigo y comimos en su patio hasta que a eso de las 17 horas entramos a su casa. Diagnóstico: neumonía pulmón izquierdo, antibióticos por 10 días, inhalador 3 veces al día. Reposo 7 días, no viajar en avión. No se me cayó el mundo ni un pelo, lo que sí dije es que cuando mejore iré a la casa del poeta Vicente Huidobro y Pablo Neruda para pagar mi manda. Había quedado de ir con un amigo pero la informalidad le ganó, le marqué el día anterior para quedar y no esta ya en sus planes, fui con la Nena, mi madre. Vicente Huidobro, poeta chileno no muy conocido, lo leí por primera vez en el doctorado que analicé un poema del él, desconocía de su vida. Iniciador y exponente del mo...

Llevo el mar adentro y lo necesito hasta hoy

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El Lunes 5 de Agosto de 2002 falleció en Santiago un escritor chileno sumamente importante: Francisco Coloane. Había cumplido 92 años en una larga vida tan llena de aventuras como más de alguno de sus personajes. Este autor, tan querido por muchos chilenos, siempre se caracterizó por ser enemigo de las candilejas y exposición pública. Prefería estar en sus amadas islas de Chiloé en vez de respondiendo entrevistas. Tan callado como vivió, se fue. Tanto así que solo supimos la noticia en los momentos que los restos de "don Pancho" ya solo eran cenizas. El autor de "Cabo de Hornos", "El último Grumete de la Baquedano", "El camino de la Ballena" y muchos libros más vivirá para siempre a través de su obra. Sus personajes, lo mismo que su persona, han alcanzado niveles casi míticos. En Francia hoy se le compara con autores como Herman Melville (el autor de "Moby Dick") o Jack London. Con frases breves y muy directas, Coloane es capaz de...

la 4ta transformación

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En Estación Watley en San Luis Potosí, conocí a un aventurero menor a 25 años, compartimos unas gorditas en un puesto, el chavo de fácil palabra me contó una historia que me hizo recordar cuando yo tenía 17 años y con mi amigo Franco nos fuimos hasta donde llegáramos sin rumbo ni días programados. Se nos ocurrió hacer autostop, llegamos hasta Calama en la segunda región de Chile a 2000 km de casa, cerca de San Pedro de Atacama, ya no teníamos fuerza, ni ganas de soportar el sol ni dinero para comer, la verdad que por la falta de rumbo no sabíamos qué hacíamos ahí, si tuviéramos la madures e irreverencia de hoy... pienso que ambos tendríamos otra vida, completamente diferente.  Éramos menores de edad, a un paso de entrar a la universidad, estudios que nos daría la legitimidad para arrancar nuestra propia transformación, nuestro desarrollo de habilidades, competencias y esas cosas que nos llevaría ser lo que somos hoy. Así se pensaba en mi generación, no son pamplinas pero sí pens...

LA vuelta al sol desde Careyes

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Fue una ausencia. Fue por distracción. Seguimos en camino, solo por contemplar, minimizar la mente y distanciar las ausencias. Me quedé con un sentimiento en esta vuelta al sol: aunque estamos ante una abrumadora maquinaria de la desesperanza, la fragilidad permanente de la pérdida del vínculo humano, miles de mundos sin sentido de la realidad y con decisiones que hacen notar la pérdida del sentido y la orientación del qué queremos hacer... ante este lapidario sentimiento, sigo con la ingenuidad de que en el descubrir está el móvil que se asocia con vida. Careyes, Costa Alegre, Jalisco. Rodrigo 

llegar a la playa por el cerro

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Una ruta de montaña para llegar a la playa ... es algo que está en extinción, todos quieren la carretera más rápida, más económica o así... ya ni modo, nos vamos por la pista. Tiene un sabor diferente ser un cuatrero de cerro que busca como destino final el silencio del mar. Así fue este viaje de dos días. Rodrigo en Jalisco.

Camino a Bethel, Guatemala.

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Camino a Bethel, Guatemala.

El Patrocinio

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El Patrocinio, Baja Sur. Desde Laguna de San Ignacio a San Juanico. Mal día,  atorado en la arena con semejantes kilos y yo sin poder levantarla, medio se quemó el clutch, logré espabilar. Un viaje de 3 horitas se transformó en 12 sudorosas  Fue un viajezote de esos que se extrañan  En la soledad de la Baja.